El miércoles 9 y jueves 10 de octubre serán las II Jornadas de Neurociencias e Inteligencia Artificial 2024 “Conectando mentes: desafíos y oportunidades en IA y Neurociencias”.
El incalculable valor del intercambio estudiantil
Desde el 2023 al primer semestre de este año, dos estudiantes de la carrera de Terapia Ocupacional han tenido la oportunidad de realizar intercambios internacionales. Se espera que este 2do semestre otras dos jóvenes puedan tener esta posibilidad de estudios en el extranjero. Las primeras estudiantes que viajaron de intercambio fueron Valentina Del Valle y Fernanda Solís, quienes compartieron su experiencia.
Oriunda de Chillán Valentina del Valle Campos, estudiante de cuarto año de la carrera, recuerda sus inicios en la Universidad. Era 2020 y la pandemia por COVID-19 cambió radicalmente la vida de todos. La joven, quien iba a cursar primer año de Terapia Ocupacional, motivada por la experiencia en su colegio. “Había muchos estudiantes con necesidades especiales, por ejemplo, personas con síndrome de Down y siempre quise entender un poco cómo apoyarlos, porque siempre veía que los dejaban de lado y a mí eso a mí no me gustaba”, señala Valentina.
En este contexto, la joven cursó los primeros dos años de manera online, experiencia que no le fue cómoda tal como ella señala, sin embargo, con el paso del tiempo empezó a cobrar sentido el estudio y comenzó a acercarse de manera significativa a la carrera, a tomarle el gusto y a pensar en cómo proyectarse.
Valentina cuenta que cuando tenía 15 años tuvo la oportunidad de viajar a Europa y entre varios destinos conoció España. Desde entonces tuvo la idea de querer radicarse ahí, ya fuera en su formación universitaria o a posterior, sueño que concretó a inicios de este enero, cuando en su último año de la carrera, pudo irse de intercambio a La Coruña, en la Universidad homónima al norte de España, por seis meses.
Usach versus La Coruña
Estando en España, Valentina constató diferencias y semejanzas entre ambas universidades y las formas de aprendizaje. “Algo que me gusta de nuestra facultad es la forma en la que organizan las prácticas porque lo hacen en cuanto a la labor del terapeuta ocupacional en cambio en España es por etapas de vida. Por ejemplo entre segundo y tercero tienen niñez, después personas mayores y en último año eligen qué tipo de práctica quieren hacer”.
La estudiante, resalta que la carrera en la USACH, tiene muchas prácticas. “Allá yo tenía compañeras que decían es que no sé cómo evaluarlo y era pero ¿cómo no tuviste práctica de eso? no podía entender cómo las soltaban a los leones. Quedaba muy impactada. No le encontraba mucha coherencia.
Lo novedoso para mí en España fue la organización de las asignaturas. Por ejemplo, yo tomé cuatro ramos, pero ninguno los tenía en la misma semana. Otra diferencia eran las evaluaciones. Acá cuando terminas una materia te evalúan y allá te pasaban todo el contenido y cuando concluían el semestre tenías un examen por ramo. Lo otro, que acá la carrera considera cinco años y allá cuatro”.
Valentina, señala que en España, tuvo la posibilidad de conocer un parque inclusivo, “que tenía zonas de juego que eran por edades, y su organización en braille. Tomé terapia asistida con animales, que acá no existe, y eso fue lo que me hizo ir a España, porque me encantan los animales. También hay mucho avance en accesibilidad y se contempla en la organización de las plazas y playas”.
Entre empanadas, tacos y kebab
Valentina dice que tuvo una gran experiencia. “Me recibieron muy bien y tuve la fortuna de quedarme en una residencia universitaria. Era como vivir en comunidad, fue muy entretenido porque eso me permitió conocer muchas culturas, había gente de distintas universidades, de distintas partes de Europa. Por ejemplo, mi compañera de cuarto era de Grecia, pero el grupo con el que nos reunimos eran de Turquía, Bulgaria, México, Polonia, Italia y de la misma España, pero de otra región. Nos comunicamos en inglés, que es un desafío. Yo sabía inglés, pero no tanto. Éramos similares en edad, creo que yo era la más grande”, dice entusiasmada al recordar los buenos momentos vividos.
La estudiante, señala que “lo que más me encantaba, por ejemplo, hablábamos de las costumbres, de los bailes típicos, de las comidas. Me impresionaron los dulces de México, eran muy picantes. Fue entretenido, les bailé cueca y estaban impactados de que fuera como una coreografía y que todos lo bailaran. Me llamó mucho la atención cómo era la cultura por ejemplo de los matrimonios, gigantes, mucho dinero. Conversábamos mucho”.
Valentina, destaca la seguridad de la Coruña, en donde puedes caminar sin temor. “Justo antes de irme me robaron acá afuera de mi departamento, entonces quedé estresada, con miedo y allá es distinto dejan todo al entrar en un local y nadie se las lleva”.
La vuelta a la realidad
De regreso a Chile, la futura profesional, sostiene que “disfruté mucho de la buena calidad de vida que tienen y cuando volví lo pasé mal, me agobiaba y angustiaba, no tenía ganas de salir; acá la gente vive muy rápido, como robot, muy mecanizado y allá por ejemplo, yo vivía al lado de la playa, entonces volvía caminando por el lado de la costanera, más relajada”.
La joven señala que en España hay un alto índice de población mayor, lo que se puede entender porque la calidad de vida es mejor “hay muchas más herramientas y beneficios para la gente, como que se les da el espacio para descansar los domingos, por ejemplo, todo cerrado, que eso sí, allá me costaba de repente. Es muy familiar, tranquilo, a pesar de que hubiera mucha lluvia, la gente igual sale a tomar o a comer, considerando que su jornada laboral es hasta las 5 de la tarde, a diferencia de acá, que no sólo los tiempos de trabajo son más extensos, también las distancias, lo que agota y les quita mucho tiempo”.
Valentina reflexiona sobre su estadía, extraña la tranquilidad de Coruña y aunque a futuro le gustaría irse a vivir a España, hoy se encuentra abocada a su práctica en Edudown. Espera estar con todo listo en diciembre para dedicarse al ejercicio de la profesión que tanto le apasiona.
Fernanda Solís Calquín: “pude vivir en carne propia lo lindo y lo desconocido de Brasil”
Un año completo estuvo Fernanda Solís Calquín, en la Universidad Federal de Minas Gerais de Belo Horizonte, Brasil, como parte del intercambio internacional con que cuentan en la carrera de Terapia Ocupacional.
Se decidió por el país de la samba por varias razones. “Primero, desde nuestra perspectiva de la Terapia Ocupacional, Brasil es un referente muy fuerte. Nuestros profesores durante todos estos años de carrera nos han mencionado a varios referentes que han ido construyendo el pensamiento y el cómo ejercemos. También, me gustaba mucho la idea de enfrentarme a un idioma, aprender no en la teoría sino en la misma práctica, en el mismo contexto donde se encuentran las formas de comunicación. Creo que Latinoamérica tiene una cultura muy rica y variada y Brasil es un país que está lleno de cultura tanto por el tamaño del territorio y también la cuestión de raza que es un tema muy fuerte”.
Fernanda, señala que postuló y obtuvo la beca Santander pudo quedarse los dos semestres. “Fue una experiencia llena de emociones. Creo que pude vivir en carne propia lo lindo y lo desconocido de Brasil, país hermoso. Los mineiros son personas muy amorosas. Todos me recibieron con mucho amor y felicidad. Fue en otros estados donde me discriminaron por no hablar portugués. Minas Gerais tiene el mejor pan de queso del mundo, cascadas (cachoeiras) muy hermosas y calles muy empinadas”.
“No todo es samba”
La estudiante señala que “en el primer semestre me enfoqué mucho en mis estudios, intenté aprovechar todas las oportunidades que me entregaba la universidad y el municipio de la ciudad. Realice materias relacionadas con la Terapia Ocupacional Social, también vinculadas con el juego y el ocio y una materia de Antropología asociada con el territorio y la identidad”.
Dentro de la misma universidad, Fernanda realizó su práctica en el Laboratorio de Integración Sensorial, donde acompañó a las familias mientras sus hijes se encontraban en sesión de Terapia Ocupacional. “También realicé un voluntariado en un Centro Integral de Atención para Mujeres que se encontraban en situación de vulnerabilidad social, además de personas de la diversidad sexual, muchas mujeres y hombres trans”.
Durante el primer semestre de voluntariado, Fernanda se enfrentó a realidades muy complejas, tal como ella misma señala, “no todo es samba”. Cuenta además que: “en un comienzo me costó tener un vínculo con las chicas, especialmente las trans. Una trabajadora me comentaba siempre que era debido a la violencia que vivían en las calles, pero ya mientras pasaban las semanas me empezaron a tener cariño. Nunca había visto a alguien bajo el efecto del crack. En otra oportunidad, vi a una mujer embarazada que llegó después de drogarse tres días seguidos sin comer, tuvimos que realizar primeros auxilios mientras llegaba la ambulancia. Ahí la barrera del idioma fue compleja pero logramos controlar bien la situación. Extraño mucho a las chicas, lamentablemente no me pude despedir. Sin dudarlo, cuando vuelva quiero ir a visitarlas porque me hicieron ver una realidad que debería ser más comentada, más visibilizada”.
Respecto de su actividad en el segundo semestre sostiene que: “me enfoqué más en materias de rehabilitación y tecnología asistiva. Este semestre fue más tranquilo para mí, comencé a bajar mi asistencia al centro porque llegué a un punto donde sentí demasiada carga en mi salud mental e intenté darme más tiempo para mí, conocer alrededores y hacer amistades nuevas.
“Gané un II lugar con calzones rotos y sopaipillas con pebre”
Como lo indicó Fernanda también hubo tiempo para conocer la cultura brasileña y mostrar la identidad nacional. Comenta que “durante ambos semestres también fui parte de una batucada de la facultad de filosofía y humanidades donde aprendí a tocar ritmos afro brasileros”.
En cuanto a las amistades, Fernanda se refiere a la importancia de compartir con personas de distintas culturas. En su caso pudo relacionarse con gente de Colombia, Argentina, Ecuador, Alemania, de Brasil mismo. “Fue muy tragicómico en un comienzo porque no sabía hablar muy bien portugués y después cuando quería hablar con mis amigos hispano hablantes tampoco me entendían mucho porque hablaba muy rápido y mucha jerga, entonces siempre comento que aprendí a hablar portugués y español”.
En el primer semestre se hizo una competencia de comida entre los intercambistas, instancia realizada por el departamento de relaciones internacionales de la universidad, y gané el segundo lugar con calzones rotos y sopaipillas con pebre Cabe mencionar que el primer lugar se lo ganó un chico que entendió que había que llevar 5 platos distintos del país y la instrucción era 5 porciones entonces para mi yo fui el primero jajajajaja”, recuerda con la mejor de las ondas Fernanda.
“Estudiamos desde distintos modelos”
En cuanto a la formación en la USACH versus la de la Universidad Federal de Minas Gerais, Fernanda dice que “Terapia Ocupacional en la USACH es mucho más crítica que en la UFMG. Ya de partida estudiamos desde distintos modelos.
Y sobre el campo laboral las áreas del ejercicio son casi las mismas que aquí en Chile, o sea contextos hospitalarios, escolar, gerontología, salud familiar, infanto juvenil, salud mental, también tienen TO en atención primaria en el Sistema Único de Salud (SUS).
Aunque el campo laboral y el foco en el estudio de allá está mucho más valorizado y centrado en el área de integración sensorial, especialmente quienes tienen formación en ABA. En la ciudad donde yo me encontraba, creo que es el estado donde pagan menos, en cambio en Sao Paulo tienen más puestos de trabajo y con uno de los mejores sueldos en TO.
“En Brasil están más adelantados en inclusión”
En cuanto a la inclusión, Fernanda -San Bernardina de tomo y lomo- dice que: “en Brasil están mucho más adelantados que nosotres aquí en Chile. Ya sea en cultura, tiempo de ocio y juegos. La mayoría de los parques que visité tenían juegos adaptados, los museos tienen mucha interacción con los sentidos permitiendo una experiencia super rica. Me sorprendió la adaptación que tiene el transporte público, son mucho más conscientes en cuanto a aquello”.
Y eso le llamó mucho la atención, pese a que su primer acercamiento a la TO fue con un familiar que lo requería cuando iba en Enseñanza Media. “Desde ahí me llamó mucho la atención en el cómo trabajaban, donde en esa época pensaba que solo era con niñeces y nada que ver. Ya cuando entré a la carrera me di cuenta de la versatilidad que tiene la TO. Es hermosa en todo sentido, la visión crítica y situada que nos enseñan en la universidad es primordial para el ejercicio profesional, ver a la persona más allá de una enfermedad o condición, la vinculación que podemos tener con el otre”, sostiene.
Al igual que para Valentina también para Fernanda el comienzo del pregrado fue super difícil por la pandemia: “No le encontraba sentido estudiar online una carrera de salud y sentía que no tenía fin. Ya cuando volvimos a la presencialidad, sentí como un redescubrimiento de la profesión donde me di cuenta de que la amo. Me apasiona mucho la Terapia Ocupacional independientemente de que la mayoría de las veces trabajamos desde el sufrimiento humano, creo que poder estar ahí siendo una ayuda importante en cualquier situación de salud enfermedad, ya sea en rehabilitación o solamente acompañando a una familia, es una cosa que me llena mucho el corazón”.
Fernanda coincide con Valentina y recomienda vivir la experiencia de intercambio, “los vínculos que genere con personas de muchos países del mundo, la independencia y el autoconocimiento es gigante”.