“A pesar de la agresividad de este virus, la leche materna, con sus propiedades infinitas y llena de amor, no ha sucumbido a su inclemencia”

Gestar en tiempos de COVID, sin duda, no ha sido nada fácil. La incertidumbre permanente del contagio, el confinamiento obligado y el temor a dar luz en un hospital o clínica en donde el virus es el convidado de piedra, hace aún más complejo el desafío de ser madres en la actualidad.

Apenas surgió el virus, surgió también con él una serie de interrogantes. Se trataba de un virus desconocido que traía consigo muchas dudas sobre su forma de contagio. Una de ellas es si existe la posibilidad de que una madre con COVID pudiera contagiar a su hijo/a durante la gestación, o bien, una vez nacido/a si sería posible amamantar como muchas mujeres desean.

Con el lema “Apoyar la lactancia materna contribuye a un planeta más saludable”  y  en un contexto mundial del Coronavirus, nuestro país se suma a la semana mundial de la lactancia materna, celebración que a juicio de la matrona cobra este año aún más relevancia por el escenario en el que se enfrentan las madres. 

“La leche materna es el mejor alimento y el más nutritivo para los recién nacidos y lactantes. El amamantar tiene beneficios para la salud de la madre y del niño, protegiéndoles de enfermedades como por ejemplo el cáncer de mama y diarreas en los lactantes. La lactancia crea un lazo único, básico e importantísimo entre la madre y su hijo/a. Es lo que yo llamo un alimento mágico”, señala Mónica Erlbaun, académica de la escuela de Obstetricia.

La experta en el tema, enfatiza que aún en tiempos de COVID es posible tener una lactancia segura y prolongada “teniendo en consideración las recomendaciones generales, uso de mascarilla, lavado frecuente de manos, antes y después  de amamantar. Pero por ningún motivo suspender la lactancia, ya que la evidencia científica señala que el COVID-19 no se transmite por la leche materna”.

Para reforzar esta labor de apoyo a las madres que dan pecho, Mónica Erlbaun, recomienda generar un espacio adecuado y tranquilo para la madre y el lactante. “Está claro que hoy las condiciones son distintas, las preocupaciones son mayores y  la imposibilidad de salir o compartir un momento con nuestros seres queridos genera un estrés adicional. Quizás muchos abuelos y abuelas  no han podido conocer al nuevo integrante de la familia, eso sin duda genera tristeza. Sin embargo, ante este escenario cobra fuerza  la labor del compañero, de cuidar y acompañar a la madre dándole contención para que se sienta más segura y procurando generar un momento único entre los tres, pues los hombres también pueden ser parte de este periodo”.

En caso de que una madre no pueda amamantar, por las razones que sea, es posible generar igualmente un estrecho vínculo con sus hijo/as, a través contacto amoroso piel con piel. También, pueden hacerlo hablándoles y a través de las miradas y caricias. “Sin duda que la lactancia materna es el mejor alimento para el recién nacido/a pero también lo son los brazos de sus padres y el infinito amor que cada uno de ellos entrega a diario en sus hijos/as. Eso es una barrera de protección poderosa y efectiva para ver crecer a nuestros hijos sanos, fuertes y queridos”, aseguró la experta.

 
Jueves, Agosto 6, 2020