Experto en salud pública llama a reforzar estrategia de trazabilidad pese a disponer de vacuna contra el COVID-19

Luego de nueve meses transcurridos desde que se detectó el primer caso de COVID-19 en el país, el Instituto de Salud Pública de Chile autorizó el pasado martes 16 de diciembre de 2020 el uso de emergencia de la vacuna desarrollada por Pfizer/BionTech para combatir la enfermedad, que ha dejado un saldo de casi 590 mil casos confirmados y 16.788 fallecidos en el país.

A la fecha, se han recibido dos cargamentos con 10 mil y 11.700 unidades de la vacuna, los cuales arribaron a Chile el 24 y el 31 de diciembre de 2020. De acuerdo con el Ministerio de Salud, hasta el 4 de enero de 2021 se han inoculado 9.050 personas con la primera de las dosis requieridas, quienes son personal de salud pertenecientes a las unidades de cuidado intensivo de diversas regiones del país.

Aunque la meta del Gobierno es vacunar a 15 millones de personas durante los primeros seis meses de 2021, el académico de la Facultad de Ciencias Médicas de la Usach y Doctor en Salud Pública, Christian García, advierte que es difícil que para el primer semestre del presente año se logre inmunizar a la cantidad necesaria de población para cortar la cadena de transmisión del virus. 

Si bien el académico asegura que Chile está preparado para iniciar una campaña masiva de inmunización, la estrategia de trazabilidad “ha sido uno de los principales problemas” en el manejo de la pandemia. 

“Esperemos que, aunque haya vacuna, (la trazabilidad) se mantenga y refuerce aún más para que los pocos casos que vayan surgiendo en los próximos meses sean encontrados”, señala el salubrista. “Esto se suma a la estrategia de vacunación. No son reemplazables, sino que ambas se potencian”.

A juicio del experto, las bajas cifras en cuanto a la búsqueda de contactos de casos positivos de COVID-19 son preocupantes. Una mayor cantidad de trazadores, la generación de estudios de contactos que vayan más allá del ámbito intradomiciliario y lograr el compromiso de todos los sectores para que contribuyan en la búsqueda de estos, son medidas que reforzarían la trazabilidad. “Si uno actúa rápido, puede controlar la enfermedad de manera eficiente”, recalca García.

Difícil, pero no imposible

Respecto a la vacuna de Pfizer/BionTech que fue autorizada para su uso en Chile, el Doctor en Salud Pública afirma que su distribución será “un desafío logístico importante”, ya que las dosis, al usar el material genético de virus para lograr la inmunización, deben conservarse a una temperatura de -70° Celsius.

 A pesar de esto, García señala que el Programa Nacional de Inmunizaciones cuenta con la infraestructura necesaria para el traslado de la vacuna, añadiendo que el fármaco “se puede tener algunos días a temperaturas más altas, pudiendo conservarse. Por lo tanto, da tiempo para distribuirla dentro de ciertas zonas sin ese frío extremo que se establece”. A lo anterior también se suma que el Gobierno ha negociado contratos para adquirir otros tipos de vacunas -como las de Sinovac u Astra Zeneca- que requieren temperaturas mucho más bajas para ser preservadas.

No obstante, las primeras dosis “alcanzan para un número muy reducido de personas”, subraya García, destacando que lo importante “no es cuando parte la vacunación, sino cuando se logra la meta de cobertura” para lograr que la cadena de transmisión se rompa. Eso significa inmunizar entre el 60 y 70 por ciento de la población que habita en Chile, meta que, según el experto, se irá logrando progresivamente durante 2021 a medida que se adquieran más vacunas.

Comunicación transparente y confiable

Una de las preocupaciones de las autoridades sanitarias en el mundo y también en Chile es la población que, por diversos motivos, no quiere inocularse contra el coronavirus. Según el último sondeo desarrollado por Plaza Pública Cadem, un 22% de las y los encuestados no recibirían la vacuna contra la enfermedad. 

Ante esto, el Dr. García sostiene que, a pesar de que existe un decreto que determina la obligatoriedad de ciertas vacunas, se debe abogar a  la razón, a lo importante de este proceso y a educar a la población. 

Para García, lo más importante respecto a lo anterior es “generar la confianza en las mismas vacunas y en las personas que están comunicando e implementando esta medida, para que la población acceda libremente a ellas”, lo que contrasta con la falta de credibilidad que afecta en la actualidad a las instituciones y autoridades del país.

“Hay un desafío importante, que es cómo lograr una comunicación que sea confiable y transparente”, recalca el especialista en Salud Pública. Para lograr lo anterior, debe haber “una mezcla entre una persona o un grupo de personas técnicas pero también validadas por la sociedad, que no solo comuniquen, sino que hagan que la gente perciba que están siendo transparentes y que tengan real interés en protegerlos”.

Algunos colectivos indicados para esta tarea, señala el académico, son las sociedades científicas, como por ejemplo el Colegio Médico de Chile, que según algunas encuestas cuentan con un alto grado de confiabilidad de la opinión pública.

Otras medidas para incentivar la vacunación voluntaria, agrega el salubrista, es que la inoculación sea una condicionante para acceder a ciertos espacios o servicios. “En otros países, por ejemplo, los niños tienen que mostrar su certificado de vacunación para ingresar al colegio”, explica García. Si bien el foco de vacunación no está en los menores de 16 años, esta misma política se podría implementar para funcionarios públicos o personas que trabajen en ciertas industrias, propone el experto.

Autor: Miguel Madrid.
Miércoles, Diciembre 23, 2020