Estudio de matrona Usach acusaba hace 21 años relación entre uso de pesticidas y malformaciones en recién nacidos

Alejandra Rojas, egresada de la Escuela de Obstetricia y Puericultura de nuestra Facultad y académica de la misma unidad, publicó un estudio en el 2000 que evidenciaba una alta tasa de incidencia de recién nacidos en el Hospital de Rancagua con algún tipo de malformación congénita. Los principales sospechosos: químicos agrícolas a las que sus madres se habían expuesto durante el embarazo. Dos décadas después, analiza las denuncias sobre el uso en Chile de estos productos, algunos incluso prohibidos en otras partes del mundo.

Una auditoría realizada por la Contraloría General de la República en julio de este 2021 reveló que el Servicio Agrícola Ganadero (SAG) autorizó el uso de 99 pesticidas en Chile que se encuentran prohibidos en la Unión Europea. Tres años antes, en 2018, se denunció que estudiantes de una escuela rural en Río Claro sufrieron intoxicaciones debido a compuestos agrícolas. Mientras que estudios realizados en las regiones de Coquimbo y Maule durante 2016 y 2017 asociaron una alta exposición a químicos agroindustriales con deficiencias cognitivas en niños y niñas, entre otras situaciones similares dadas a conocer a la opinión pública.

Veintiún años atrás, la entonces matrona recientemente titulada de la Usach, Alejandra Rojas, encabezaba un estudio titulado “Malformaciones congénitas y exposición a pesticidas”. Un trabajo estadístico que durante dos años recopiló información sobre casos de niños y niñas nacidas en el Hospital de Rancagua con diferentes grados de malformaciones, en el marco del Estudio Colaborativo Latino Americano de Malformaciones Congénitas (ECLAMC) realizado en aquella época. Datos que fueron complementados con entrevistas a las madres de los menores afectados a través de sus respectivos controles postparto.

La investigación, publicada en abril de 2000 en la Revista Médica de Chile, concluyó que “había una fuerte asociación entre la exposición a pesticidas que sufrieron las madres y la incidencia de casos con malformaciones congénitas”, cuenta Rojas, quien hoy es académica de la Escuela de Obstetricia y Puericultura de la Usach y especialista en atención clínica del recién nacido.

A través de este trabajo, la matrona relata que no sólo pudo evidenciar la relación entre la exposición a químicos usados en la industria agrícola y problemas de nacimiento en niños y niñas, sino que también la existencia de “intereses económicos” que dificultan el levantamiento de datos que pueden impactar en las actividades productivas, en menosprecio de la salud de las personas.

Consecuencias en recién nacidos

Las malformaciones congénitas abarcan un amplio abanico de signos irregulares con los que algunos bebés nacen. Van desde afecciones que comprometen la supervivencia de los menores, como la gastrosquisis o la hidrocefalia, problemas en distintos órganos o sistemas, hasta la aparición de las llamadas manchas de nacimiento, lunares y otras anomalías que no requieren intervención médica inmediata. No obstante, la presencia de algunas marcas cutáneas pueden ser un indicio de algún tipo de cáncer que puede desarrollarse en el futuro, expone Rojas.

Sus orígenes exactos, según la matrona, son difíciles de determinar. “Si tengo en este momento un recién nacido con ese tipo de defectos congénitos, no podría decirle la causa a la madre. Son casos multifactoriales”. No obstante, “una de las razones posibles es la exposición a teratógenos”, es decir, compuestos que al entrar en contacto de manera crónica con un ser humano en gestación pueden provocar malformaciones en este.

Si bien la investigadora aclara que las malformaciones en recién nacidos pueden producirse por distintas causas, relata que durante el desarrollo de su investigación “coincidentemente muchas madres habían sido expuestas a agentes pesticidas” debido a su trabajo en faenas agrícolas. Algunas de estas trabajadoras, recuerda, tenían conciencia sobre los posibles riesgos asociados a estos químicos, pero que trabajaban en el sector por necesidad económica.

De acuerdo con el estudio realizado por Rojas, de un total de 10.984 nacimientos ocurridos entre noviembre de 1996 y octubre de 1998, se diagnosticaron “275 casos de recién nacidos portadores de malformaciones mayores y 160 casos diagnosticados como portadores de malformaciones menores”. La investigación aseveró que “del total de recién nacidos vivos malformados, 429 casos y sus correspondientes 429 controles, fueron informativos para la variable de exposición a pesticidas”, es decir, que sus madres habían sido expuestas de manera crónica a dichos químicos por desempeñar labores agrícolas.

El que un infante nazca con algún tipo de malformación, explica Rojas, va a depender de la etapa de gestación en que la madre entra en contacto con agentes teratógenos. Si sucede “cuando se concibe el ser humano o en los primeros estadíos, la reacción será más grave, ya que es en las primeras etapas (del embarazo) donde se produce la embriogénesis, la formación del ser humano. Si en esa época la exposición es más intensa, las malformaciones podrían ser más severas”.

Problemas que también incluyen mutaciones a nivel genético, las cuales podrían persistir a través de las generaciones, comenta Rojas. La académica pone como ejemplo lo ocurrido durante 1984 en Bhopal, India, donde una fuga de gas proveniente de una planta de pesticidas mató a miles de personas y dejó a otras con severos daños a la salud que perduran hasta hoy. “Todavía hay nacimientos con malformaciones congénitas que se atribuyen al accidente”, afirma.

Desarrollo económico sustentable

“Me siento decepcionada de estudiar el tema y que no tenga ningún impacto a favor de quienes son los principales afectados”, reconoce Rojas al analizar las denuncias hechas sobre el uso de pesticidas potencialmente peligrosos para la vida humana.

Para la docente, la situación que investigó en la Región de O’Higgins hace más de veinte años, se extrapola a otras áreas del país como la zona norte, donde la actividad minera también ha estado asociada a problemas de contaminación que han repercutido en la salud de las personas.

Aunque recalca en que no todas las localidades donde opera la industria agrícola a lo largo de Chile se trabaja con los mismos tipos de pesticidas o son usados con la misma intensidad, apunta a que la clave es realizar mediciones de carácter multidisciplinario e independientes de los actores involucrados en los sectores productivos.

Otro aspecto importante, enfatiza Rojas, es generar las regulaciones necesarias a las actividades industriales como el sector agrícola. “Tiene que haber una intervención que vele por la salud de las personas y por el bien de la comunidad”, concluye.

 

Por Miguel Madrid M.

Imagen: Pixabay.com

 

Miércoles, Septiembre 1, 2021